En el estuche se encontraba una multitud de rotuladores, boligrafos, gomas y otros objetos diversos. Perdido entre todos ellos se hallaba un viejo, pequeño y gastado lápiz.
Era raro, pidio un deseo y se cumplió. Dijo muchos deseos y se cumplieron todos. Se quedó con la boca habierta.
Se quedo con él. Segun parece era de su abuela, pero no se lo devolvio. Despues preguntó la abuela.
_ ¿Habeis visto mi lápiz de los deseos?
Todos respondieron.
_ ¡No!
Excepto el niño que dijo:
_ Estaba en mi estuche y he pedido algunos deseos, pero ya lo he devuelto ha su sitio.
La abuela respondio.
_ Muy bien, pero la prosima vez dilo enseguida, ¿vale?
El niño contestó.
_ ¡Vale!
bukatu duzu?nik uste dut ezetz
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